Villamayor rindió homenaje al escritor y antropólogo, Alberto Cardín, que ya cuenta con una placa a la entrada del centro social

· Su discípulo, Manuel Delgado, pronunció una charla 

y destacó la importancia de su figura

Los vecinos de Villamayor arroparon ayer el homenaje en recuerdo del escritor, antropólogo y agitador cultural, Alberto Cardín, nacido en 1948 y fallecido en 1992 como consecuencia del sida. La cita contó con la conferencia del que fue su único discípulo, Manuel Delgado Ruiz, quien trazó tanto aspectos de su personalidad como de su trabajo literario y antropológico.
Manuel Delgado es doctor en Antropología por la Universidad de Barcelona. En las últimas décadas ha publicado obras como "De la muerte de un dios. La fiesta de los toros en el universo simbólico de la cultura popular" o "El animal público. Hacia una antropología de los espacios urbanos", entre otras. También destaca su trayectoria en distintos medios de comunicación como divulgador y tertuliano.
Delgado destacó que Cardín había sido figura que siempre había estado presente en su trayectoria e incluso, «cuando logré la cátedra, hace tan solo unos días, creo que en realidad era él el que la recibía». El asturiano «resultó determinante para mi en muchos aspectos; a veces creo que estoy poseído por él, aunque en realidad seguíamos líneas distintas».
«Le conocí en una charla y, ya saben, una cosa lleva a la otra, fuimos grandes amigos e, incluso, podría decir que llegamos a ser un poco familia, puesto que él fue el padrino de una de mis hijas».
Manuel Delgado destacó la fascinación de Cardín por el cine clásico, «algo que compartíamos; incluso, me invitó a participar en un libro titulado 'Dioses y diablesas', sobre la época dorada de Hollywood». Igualmente sentía una gran fascinación por 'Sisi emperatriz' y uno de sus títulos favoritos fue el film de ciencia ficción 'Blade Runner'. «Yo creo que la película hablaba de él porque, al igual que los replicantes que la protagonizan, sabía que iban a morir», añadió.
Delgado afirmó que Cardín «era el típico gay de derechas, que es un tipo especial de gay», y en referencia a su posicionamiento político «estaba en las antípodas de mi posición, pero no se lo tuve en cuenta, ni siquiera que fuese amigo de Jiménez Losantos».
«Cardín era asturiano y eso era fundamental: tenía buena relación con muchos intelectuales asturianos, como Gustavo Bueno o Juan Cueto». Era, además, un enamorado de su lugar de nacimiento: «Villamayor y sus paisajes estaban constantemente presentes en él».
Lo calificó como un ilustrado clásico, «un antropólogo de gabinete que rechazaba el trabajo de campo; su casa estaba literalmente empapelada de libros, era tremendamente erudito».
Cardín estaba permanentemente «al corriente de todas las tendencias que salían y las importaba; se movía con lo más creativo de la bohemia y el underground barcelonés, una ciudad que estaba en ebullición y él no pasaba por allí, él era una parte fundamental de todo aquello».
Tras la conferencia se procedió a descubrir una placa en recuerdo de Cardín, situada a la entrada del centro social y cultural de Villamayor.